miércoles, 3 de abril de 2013

El cine.


El cine. Ese mundo tan complejo, ambiguo y frustante. Esa magia que consigue crear una ilusión que fluye de nuestros adentros para el disfrute de todos. Esa magia costosa que está siendo cada vez más privatizada y que todos los que compartimos la ilusión y el sueño de formar parte de ella lo sufrimos. Ese cine está cambiando continuamente, sea por las tecnologías nuevas que aparecen como por los avances en la planificación, la temática o el orden de la historia.

En nada se parece ya el cine contemporáneo al cine clásico y sin embargo siguen habiendo películas que pretenden contarnos historias como se hacía antaño, siendo este el caso de Blancanieves. Sin lugar a dudas el cine que más me fascina es el contemporáneo. Un cine que apuesta por crear esa ilusión que nos envuelve un par de horas delante de la pantalla y que nos transporta hacia mundos y respuestas que nunca se han podido pasar por nuestra cabeza. No pretendo dar una visión completamente formalista pero por ejemplo, está clarísimo que los elementos por los que ha destacado la película Lo Imposible son sus efectos especiales, su planificación y esa manera tan espectacular de adentrarnos en la historia pasando de forma carente de sustancia el guión, con ese final que en nada refleja ese "sufrimiento o trauma" sostenido durante toda la película o el momento Product Placement de la CocaCola. Si esta película no tuviera el presupuesto que ha tenido con el magnifico trabajo de la directora de producción y de la dirección de fotografía la película no habría tenido ninguna taquilla. Pero esto es cine. 



La pena del cine es que muy pocos tienen la suerte de poder tener apoyo por las distribuidoras y el prestigio es algo que depende de con quien te muevas y con quién trabajes más que por el propio valor artístico como director, actor\actriz, guionista, cámara, iluminador, etc. Entonces todo esto, no es cine. El cine debe ser un espacio en el que todos los que tengan esas inquietudes se puedan mover  y puedan conseguir el prestigio por su propio mérito. Todavía recuerdo la aparición de Joaquín Núñez en Cuéntame cómo Pasó justo en unos capítulos previos a la obtención de su Goya a Mejor actor revelación a principios de este año y me pareció tal casualidad que par mí ese premio dejó de tener valor completamente porque eso demuestra que bastante tiempo atrás ya se sabía que este actor iba a ser "reconocido" socialmente. El cine debe ser un espacio de libertad política,  de libertad de expresión y de libertad social, pero claro como la democracia, mientras haya intereses económicos detrás la academia de cine que lucha por un cine de calidad seguirá siendo una utopía. 



Belén M. Ochando

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