miércoles, 17 de abril de 2013

Inversamente proporcional a la razón. La rutina.


- Sabes lo que viene ahora, ¿no?-
-Mmm...- Por un momento vaciló, como si lo que le estuviera preguntando fuera una pregunta trampa- ¿El beso?-
-El beso-

Se besaron, como se besaban todos los días. Un beso dulce y amargo como en cada despedida.
Después, él se apartó, como siempre. Le soltó la mano y esperó a que ella siguiera el ritual, la rutina.  Pausa. Él se le quedó mirando fijamente, esperando sus palabras.

-Bueno... ¿Nos vemos mañana?- Preguntó ella, una vez más.
-Nos vemos mañana-

Ahora era ella quien miraba impaciente, a la espera de las siguientes palabras, la última sonrisa del día.

-Te quiero mucho, preciosa-
-Te quiero-

Ambas palabras se chocaban en el aire, como una coreografía más que ensayada. Sabían en que momento tenían que cruzarse, danzaban en el aire como si hubiera un hilo musical que seguir.
Estaban muy concienciados: Eran predecibles. Su relación era pura rutina de palabras, sentimientos, acciones.... Eran consciente de ello, y no querían cambiarlo. Era su forma de quererse, su forma de vivir juntos.
Se burlaban de todos aquellos que pensaban en la rutina de la pareja como algo negativo.
No eran una pareja original. De hecho, eran como cualquier otra pareja al exterior. Sin embargo, se compenetraban, bailaban al son de la música de sus vidas. Todo estaba previsto. Si se querían pelear, se peleaban, si querían amarse, se amaban... Cada uno de ellos tenía pasos muy diferentes, pero en una misma danza, sin salirse del escenario. 
Y se reían de los demás, claro que se reían. Porque en sus rutinas, sus apariencias, sus vidas...Había cosas que no eran como las del resto. Y se reían de los demás, por supuesto, porque eran cosas que ninguno de los demás podía ver.

-Cuando las personas se burlan de la rutina de la pareja o lo ven como algo negativo, es porque de verdad no quieren a su pareja, no saben vivir y saborear cada día junto a él. Creen que serán especiales, necesitan sentirlo,  y que cada día sea diferente. Pero no se dan cuenta de que lo que verdaderamente es especial es caer en esa rutina, y ser feliz en ella.- Le comentó ella uno de esos días, tan parecidos al resto.



Aínsua.

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