Contra la avalancha de críticas que hayan podido hacerse sobre la UMA, y más concretamente la Facultad de Ciencias de la Comunicación. Yo en mi faceta más simpática, puedo decir que en absoluto me siento defraudado, y no porque ciertas asignaturas, profesores o instalaciones no los merezcan.
Viniendo de un grado superior y con bastantes
compañeros metidos de lleno en el sistema universitario, llegaba avisado de
donde me metía. Simplemente no esperaba demasiado, ni una formación práctica,
ni un temario super apasionante. Pero, eso tampoco ha evitado que me lleve
ciertos chascos… y alegrías. Si algo ha contribuido a ello de forma
determinante ha sido la labor y pasión –o la desgana- que el profesor transmite
a la asignatura, de esto puedo concluir cómo algunos profesores a lo largo de
estos dos años que llevo, han conseguido apasionarme incluso por asignaturas
teóricas, cuando otros sin embargo han conseguido hacer que me replantee muchas
cosas acerca no de esta carrera, ni universidad, sino de la enseñanza.
Como guinda del pastel, solo una pequeña
crítica a algo, que lleva seguramente así desde que se construyó la misma facultad:
el aspecto de “edificio de obra” con que cuentan muchas partes de la misma
facultad, entre lo que por supuesto se encuentra nuestro querido trastero o
almacén de palustres, sacos de cemento y diverso material de construcción: el
zulo, ese lugar al que os gusta bajar con 3 capas de abrigo a quejaros del
calor y pedir que enciendan el aire acondicionado…
Manuel P.
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