lunes, 22 de abril de 2013

De estar en el Zulo a estar Perdido.


Recuerdo mi último año de ESO. Recuerdo Bachiller. Recuerdo Selectividad. Recuerdo aquel largo verano. Recuerdo el día que me matriculé aquí, recuerdo el primer día de clase, el primer hola, el primer adiós, el primer amigo y el primer enemigo.

Dentro de poco haré dos años aquí, en esta carrera. Dos años en los que ha pasado de todo, en los que mi vida ha dado un cambio radical. Dos años en los que he aprendido mucho.
Pero aquí no se viene a recordar, aquí se viene a rajar ¿No?

Desde el primer momento que llegué a la facultad el pesimismo se respiraba: “esta carrera es una mierda”, “si pretendes dedicarte a este mundo, chico, métete en un módulo”, “el plan de estudios es una mierda”. Y por supuesto, aquella alegre competitividad “Sí, tío, me he visto todas las películas de este director ruso, me fascina mucho su técnica de montaje”, “Esta fotografía es muy buena, me recuerda mucho a Cartier-Bresson”, y comentarios por el estilo que solo consiguieron sentirme el cerdito en la gran ciudad.

Pero a base de fuerza de voluntad, de cursos, de aprender por mi propia cuenta, de juntarme con unas bellísimas personas; he llegado a sentirme orgulloso de mí mismo. A darme cuenta de que aprendo, de que sé hacer cosas y de que puedo llegar lejos.

Todavía no he llegado a verme la filmografía de aquel director ruso, y no creo que lo haga. Es duro tener por sueño dedicarse al mundo de los videojuegos y estar en una carrera en la que das de todo menos lo que te gusta. Pero no me arrepiento, porque aunque sea difícil y muchas veces caiga en depresión, sé que algún día, a base de fuerza de voluntad, llegaré donde quiero estar. Porque aunque no lo crea, con el tiempo, algo aprendo.

¿No?

Un saludo, Seleucos.

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