martes, 23 de abril de 2013

Mis meriendas

¿Qué hable sobre televisión? Pero si yo no veo la tele para nada, ¿de qué voy a hablar?
(Intentaré rellenar las 500 palabras que se me piden y así salgo del paso triunfante).

Esta entrada se me hace terriblemente difícil porque yo nunca he sido una persona con el hábito de ver la televisión. Ni de pequeña cuando no tenía internet en casa me sentaba más de lo que tardaba en merendar para ver la televisión. 



Por supuesto, con la llegada de internet mi poco interés por la caja tonta no ha aumentado, sino todo lo contrario. ¿De qué hablo entonces? ¿Con qué lleno una entrada de 500 palabras sobre un medio con el que no tengo ninguna relación? ¿Y por qué cuando intento acercarme a ella en son de paz me plantan 6 minutos de publicidad? ¿Y por qué cada semana emitían Cuarto Milenio más tarde? Todo un misterio...

Yo sé que tenemos canales en España que pueden ser de nuestro interés como estudiantes de Comunicación Audiovisual como por ejemplo Paramount Channel o La Sexta 3: Todo Cine (no sé si le cambiaron el nombre, ahí veis cómo de atenta estoy ante el aparato) pero a mi no me la cuelan.

Lo máximo que yo me he sentado a ver la televisón han sido los 10 minutos que tardo en echarme una taza de leche con coca-cao y azúcar y casi acabarme todo el líquido con cereales. ¡Que no me tiro yo una hora delante de la televisión para ver más minutos de publicidad que de una serie que me guste! Que no. Además de con la merienda, suelo asociar la televisión a la enfermedad. ¿Qué haces cuándo estás enfermo? Tirarte al sofá y mirar la tele. ¿Qué hay en las habitaciones de los hospitales? Una televisión (no sé si seguirán funcionando con monedas, pero ya hay que tener valor de pagar para hacer funcionar una...).

Cada vez que en clase nos explican cómo los espectadores de ahora son sus propios programadores no puedo evitar verme a mí misma en mi mente sentada frente al ordenador riéndome a carcajadas mientras instalo complementos en el navegador para evitar la publicidad que sale en cada vídeo. Aún así, a pesar de ser mi propia programadora, tampoco puedo decir que vea muchos más contenidos televisivos gracias a internet. Son pocas las series que sigo fielmente: Cómo conocí a vuestra madre y Big Bang Theory. Y, por supuesto, las veo mientras meriendo mis queridos cereales.

El único cambio que ha supuesto internet a mis hábitos en cuanto a la visualización de contenidos es que he pasado de leer y releer los laterales de las cajas de cereales mientras en mi casa estaba de fondo “Salvame”,  “A tu lado” o “Sabor a ti” (qué bien se me han quedado grabados estos títulos de grandes producciones televisivas vespertinas) a cabrearme e insultar con la boca llena de cereales reblandecidos a Ted Mosby por no presentarme a su maldita mujer tras casi ocho temporadas. 

Imagen gráfica de mi misma cabreándome con Ted Mosby


Lo mismo y Series.ly es propiedad de una empresa de alimentación que nos mantiene a usuarios como a mi enganchados a sitcoms para que engullamos cajas y cajas de cereales.

Pero dejando la teoría de la conspiración aparte y volviendo al tema que nos conscierne concluyo diciendo que a mi la tele no me ha llamado la atención desde nunca y mucho tendría que cambiar su modelo y sus contenidos para que yo me acerque a darle una oportunidad.

(Al final he escrito más de 500 palabras. No tienen ningún sentido, ni aportan nada nuevo. Como los contenidos de la tele...)

Un saludo.

 
Kazz Goa

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