miércoles, 24 de abril de 2013

El espejo de la derrota


La televisión, ese espejo que “nos muestra la realidad”, realidad donde se refleja (Como dijo Fellini) la derrota de nuestro sistema cultural. Pero lo que cabe preguntarse en algunas ocasiones es: ¿Es mala la televisión?

Si la televisión es por excelencia el primer medio democrático, por y para el pueblo, donde gobierna por tanto lo que quiere la gente, no sería precisamente lo terrible eso, lo que quiere la gente. Lo malo de los espejos es que al mirarnos todos, inevitablemente nos reflejamos, y esto quizás sea un punto de partida importante para hablar de la televisión.

La televisión cada día más destruye la barrera de lo que a mi juicio es normal, mostrándonos informaciones banales, ficcionalizadas, y donde por excelencia reinan el morbo y el sensacionalismo. Quizás por el sentido televisivo, y como creo que queda bastante claro, tengo una postura apocalíptica. Remitiéndome a las palabras de nuestro amigo Umberto Eco: “…la «cultura de masas» no es signo de una aberración transitoria y limitada, sino que llega a constituir el signo de una caída irrecuperable, ante la cual el hombre de cultura (último superviviente de la prehistoria, destinado a la extinción) no puede más que expresarse en términos de Apocalipsis”

Es una realidad que la cultura de masas ha acercado la cultura a la masa, pero también es cierto que una masa, la cual se guía sin un criterio propio especifico, guía a la televisión a un terreno apocalíptico donde los grandes héroes que guían nuestra sociedad son personas tan ilustres y eminenciales como nuestra Belén Esteban, la gran Heroína posmoderna (Termino que bien podría estar asociado a sus numerosas adicciones a determinadas sustancias revitalizadoras del cerebro).

Bueno para concluir decir que no siempre tuve esta concepción de la televisión, y que un día llego a formar parte importante de mi vida, y que fue donde conocí a muchos de mis (super)héroes actuales, pero conforme uno madura y va adquiriendo conocimientos, es verdad, que ese grande que un día fue la televisión pasa a ser algo que nunca podre volver a mirar con los mismos ojos, y que finalmente ha derrotado a ese yo, que se pasaba horas delante de sus contenidos a la espera de adquirir nuevos "conocimientos".

Una ¿Nostálgica? despedida a la televisión

Carlos Mérida Benamrane

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