martes, 23 de abril de 2013

Ratas amarillas, gatos azules, ratones moteros y tiburones callejeros...


¿Qué está pasando con la televisión? ¿Dónde están los programas como los de antes? Esos que no necesitaban ni violencia, ni sexo, ni nada parecido para atarte al sillón toda la tarde. La respuesta la encuentras si vas más allá del número 9 en tu mando a distancia. 

No es de extrañar que grupos como Mediaset y A3media sigan emitiendo series de hace años que terminaron su aventura en el prime time y que ahora tienen un lugar en los canales secundarios de grandes grupos. Sin duda, estos programas todavía tienen su audiencia, nostálgica y con mucho tiempo libre para ver televisión. Son series que, la mayoría de nosotros en mi opinión, vemos de refilón al pulsar la tecla "+" de nuestro mando, volvemos y decimos: "-¡Anda, mira! -¿Te acuerdas de esta serie? -El portero era el mejor. -¿Qué dices? El más gracioso era el gordito...

En cambio, yo no dispongo de ese valioso tiempo y el poco que tengo lo aprovecho para ver alguna serie actual con algún grupo de superinteligentes frikis, un par de hermanos y un niño o unos personajillos amarillos por protagonistas. Son series que, en realidad, me da pereza descargar y seguir, o simplemente no tengo el tiempo necesario para verlas, así que cuando me siento a ver la televisión, las busco por pasar un buen rato porque su argumento no es para ser seguido como el de alguna superproducción con tronos y juegos o muertos vivientes de por medio. 

Lo único que recuerdo de la televisión cuando la veía por interés, son unas series animadas que siempre te esperaban a la hora de volver del colegio, cuando la merienda estaba lista en la mesa. Un gato azul con un gorro volador, un chaval con una rata amarilla, unos ratones mutantes que montaban en moto o unos tiburones callejeros que daban palizas de muerte eran algunos de los personajes de estas series. También recuerdo que no podías ver ciertos programas más allá de una hora prudencial pero parece que esa barrera se ha esfumado y te encuentras auténticas barbaridades a las 3, las 4, las 5 o las 6 de la tarde.












¿Quién iba a pensar hace algún tiempo que se podría encontrar pareja por televisión y que, además, lo iban a retransmitir para que todo un país lo viera? ¿O quién imaginaba que podría tomar parte de la ley en juicios televisados? Estos y otros programas del corazón son los que ahora ocupan la mayoría de programación del canal líder en audiencia y lo que es más, estos programas se llevan la palma en cuanto a número de espectadores. No sabemos qué está pasando, pero algo ha cambiado y no precisamente para bien. Lo que más preocupa es que desconocemos si la actual programación es causa de la demanda de la sociedad o, si por el contrario, esta demanda la han creado los propios canales.

Como conclusión, cabe señalar que el salto al digital ha fragmentado la audiencia y ha hecho que sólo unos pocos canales abarquen la mayor parte de la audiencia. Por el contrario, Internet ha permitido a los usuarios ser más selectivos en los contenidos que buscan y les ha dado la posibilidad de interactuar, algo que parecía imposible hace algunos años. Además puedo volver a ver al gato azul, los ratones moteros y los tiburones callejeros a través de mi ordenador.


Alejandro Méndez

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