¿Qué está pasando con la televisión? ¿Dónde están
los programas como los de antes? Esos que no necesitaban ni violencia, ni sexo,
ni nada parecido para atarte al sillón toda la tarde. La respuesta la
encuentras si vas más allá del número 9 en tu mando a distancia.
No es de extrañar que grupos como Mediaset y
A3media sigan emitiendo series de hace años que terminaron su aventura en el prime
time y que ahora tienen un lugar en los canales secundarios de grandes
grupos. Sin duda, estos programas todavía tienen su audiencia, nostálgica y con
mucho tiempo libre para ver televisión. Son series que, la mayoría de nosotros
en mi opinión, vemos de refilón al pulsar la tecla "+" de nuestro
mando, volvemos y decimos: "-¡Anda, mira! -¿Te acuerdas de esta serie? -El
portero era el mejor. -¿Qué dices? El más gracioso era el gordito...
En cambio, yo no dispongo de ese valioso tiempo y
el poco que tengo lo aprovecho para ver alguna serie actual con algún grupo de
superinteligentes frikis, un par de hermanos y un niño o unos personajillos
amarillos por protagonistas. Son series que, en realidad, me da pereza
descargar y seguir, o simplemente no tengo el tiempo necesario para verlas, así
que cuando me siento a ver la televisión, las busco por pasar un buen rato
porque su argumento no es para ser seguido como el de alguna superproducción
con tronos y juegos o muertos vivientes de por medio.
Lo único que recuerdo de la televisión cuando la
veía por interés, son unas series animadas que siempre te esperaban a la hora
de volver del colegio, cuando la merienda estaba lista en la mesa. Un gato azul
con un gorro volador, un chaval con una rata amarilla, unos ratones mutantes
que montaban en moto o unos tiburones callejeros que daban palizas de muerte
eran algunos de los personajes de estas series. También recuerdo que no podías
ver ciertos programas más allá de una hora prudencial pero parece que esa
barrera se ha esfumado y te encuentras auténticas barbaridades a las 3, las 4,
las 5 o las 6 de la tarde.
¿Quién iba a pensar hace algún tiempo que se podría encontrar pareja por televisión y que, además, lo iban a retransmitir para que todo un país lo viera? ¿O quién imaginaba que podría tomar parte de la ley en juicios televisados? Estos y otros programas del corazón son los que ahora ocupan la mayoría de programación del canal líder en audiencia y lo que es más, estos programas se llevan la palma en cuanto a número de espectadores. No sabemos qué está pasando, pero algo ha cambiado y no precisamente para bien. Lo que más preocupa es que desconocemos si la actual programación es causa de la demanda de la sociedad o, si por el contrario, esta demanda la han creado los propios canales.
Como conclusión, cabe señalar que el salto al
digital ha fragmentado la audiencia y ha hecho que sólo unos pocos canales
abarquen la mayor parte de la audiencia. Por el contrario, Internet ha permitido
a los usuarios ser más selectivos en los contenidos que buscan y les ha dado la
posibilidad de interactuar, algo que parecía imposible hace algunos años.
Además puedo volver a ver al gato azul, los ratones moteros y los tiburones
callejeros a través de mi ordenador.
Alejandro Méndez
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