jueves, 11 de abril de 2013

El día que la Jot Down me escribió (por error)


Las fotografías son deliciosas casualidades. Y, como dice Ana en “Los amantes del Círculo Polar”(Médem) , podría contar mi vida uniendo casualidades. Hoy Agustín dice que esta semana hay que hablar en Zuloshima de una fotografía. Yo voy a saltarme las normas un poco. Voy a escribir una carta. Un poquito de autoficción.  Allá va. 


Existe un momento que me encanta, y tú lo sabes como buena especie de alter ego/narratario que me estoy inventando ahora mismo. Bien me conoces. O conozco. Libre interpretación.
Yo no lo he visto – no tengo la capacidad de mirarme desde fuera – pero creo que tú lo describirías como “un brillo que aparece en mis ojos”. Desde dentro, se llama emoción. Es ese momento en el que termino de disparar y bajo la cabeza, mirando hacia la cámara. Entre el bullicio, sonrío.  Rompo ese silencio, subo rápidamente la cabeza y te enseño la fotografía.  Busco impaciente tu reacción/aprobación. No sé. A veces te sorprendes tanto como yo y no sé qué quieres que te diga, pero me encanta. 


Va va va, que me enrollo y tengo cosas que hacer. Voy a comenzar hablándote de esta fotografía, Le fox terrier au Pont des Arts.
Esta foto, está planeada. Lo del perro ya no sé. Sé que Robert Doisneau le había dicho a un pintor que pintase a una mujer desnuda en un puente. La gente mirando, imagínate el cotarro. Doisneau simplemente pescó la imagen. Esperó a que la casualidad llegase. Como él llegó a mí. ¿Cómo lo sé? Te sitúo. Primer cuatrimestre del primer año.  Teoría y análisis de la imagen fija. Lo elegí a él.  No te voy a mentir, lo elegí porque su nombre me recordaba a la palabra pájaro en francés. Robert Doisneau.  No había visto una fotografía suya en mis 19 años de vida por aquel entonces.  Pero cuando la ví, me encantó.  






Ahora voy a hablarte de otra foto. Esta vez,mía. Me ha costado elegirla de todas estas. Es como decir a cuál de tus hijos quieres más, ¿sabes?

Esta es mi primera foto analógica. Vendida por tres euros a un amigo, quien de hecho sale en esta foto (mi gran y única transacción como fotógrafa freelance jaja ). El proceso de revelado fue tortuoso. El papel estaba medio velado, era el segundo carrete... En definitiva, un show. Qué risas, tenías que haber venido.

Te digo, la foto se llama “Miedo”. No es de las mejores, pero tiene mucho significado para mí.  Llamé a los de El País y les dije “¿Oye, podéis poner esta foto del Tijeritas…digo… del Presidente en portada? Es para una amiga”. Ya en serio. La foto representa la situación actual del estudiante.  Representa la incertidumbre, el desencanto de todos nosotros ante un gobierno títere, salido del esperpento más cutre. O de una peli de serie B. Como los platillos volantes a los que se les ven los hilos. Luego se lamentan sobre la fuga de cerebros.  Ay. Mariano José de Larra se daría de cabezazos contra la pared si hubiera visto lo de la pantalla de plasma. Ay. In Ángela we trust (jaja no).

¿Y lo de la Jot Down? Eso ya te lo conté.   O si no, te lo cuento otro día. En “El último mono”, y con unos Lattes de por medio. O unas Steinburgs. Pero fue el detonante de todo esto que llevo hasta ahora. Cómo por una letra mal en el mail puedes recibir por error un mail diciendo que por el momento no buscaban colaboradores. Un mail que dio el empujoncito final para saber que lo que quería hacer, redactar, fotografiar, era ese estilo.  En definitiva, deliciosas casualidades. Como los lattes.  Qué ricos.  Y las Steinburg también.

CoccinelleGirl.


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