martes, 30 de abril de 2013

Hello, and, again, welcome to the Aperture Science Computer-Aided Enrichment Center.

Quiero aprovechar esta sección en el blog, al igual que algunos compañeros de otros grupos reducidos, para hablar del mundo de los videojuegos.


 Sé que puede parecer un tema aburrido, algo muy friki, muchos de vosotros mirareis esta entrada y pondréis los ojos en blanco o cara de oler a mierda. Pero tengo derecho a defender los videojuegos, y me gustaría que alguien me escuchase.

¿Alguien ha leído Maus, la novela gráfica de Art Spiegelman sobre la vida de Vladek, su padre, superviviente de Auschwitz? La novela se divide en el relato del padre en el pasado, y como Art entrevista a su padre en el presente. En una escena del presente, Vladek y Art van en coche hablando y recogen a un autoestopista negro, Vladek se comportó de una manera excesivamente racista con aquel hombre de color. Se comportó como los nazis trataban a los judíos.

Esa clase de comportamiento es la que muchos de vosotros y muchos teóricos tienen con respecto a los videojuegos. Gente que defiende a capa y espada el cine y la fotografía, que saben ver sus capacidades y diferenciar entre la fotografía cotidiana y la fotografía artística, el cine comercial y el cine de autor. Gente que no es capaz de hacer lo mismo con los videojuegos. Es más fácil odiar y escupir que comprender y pensar.

Y es que en todos lados se cuecen habas amigos (y enemigos); la industria del videojuego tiene la misma estructura que la industria cinematográfica o la industria musical. Encontramos una serie de empresas que elaboran productos directamente comerciales, verdaderos éxitos en ventas con un bajísimo nivel artístico. Y entre todo ese lodazal salen a flote pequeñas y grandes joyas. Hay empresas con sentido común, que elaboran productos buenos, muy buenos, aunque sean productos comerciales. Empresas como Nintendo, Valve o Irrational Games, con sagas como The Legend of Zelda, Portal y Bioshock. Y también compañías independientes, gente que se juega su pellejo y su salud mental para llevar a cabo un videojuego, un proyecto que requiere tantos o más recursos que una película o un disco indie, sacrificando meses o incluso años de su vida sin saber si ese proyecto será un éxito o no. Juegos como Minecraft, Braid, Fez, Cave Story o Limbo tienen a sus espaldas muchas horas de trabajo y sufrimiento en equipos de entre 1 a 5 personas. Mientras que una compañía de videojuegos de la industria tiene entre 75 y 250 trabajadores.

Los videojuegos son entretenimiento no lo niego. Pero es de ser ignorante meter en el mismo saco Angry Birds y Braid. Un amigo mío dijo: para criticar algo primero debo saber de él, y por eso se leyó Crepúsculo.

Un saludo, Seleucos.

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