¿De dónde saca una persona que apenas ve
televisión 500 palabras acerca de televisión? Pues de explicar el porqué de ese
hábito.
Actualmente, que hayamos reducido el número
de horas que dedicamos a la televisión tendrá un premeditado culpable:
¡Internet! Sin duda alguna. Ya sabemos que en televisión no tenemos apenas
libertad de elegir qué y cuándo ver, pero no, no es mi caso, ni tan siquiera
sigo series de forma regular por internet, tampoco noticias, salvo algo
determinado en que vuelque especial interés de forma oportunista. Si además
sumamos mi poco aprecio por el deporte televisado –que no practicado-, es el momento
en que termino de odiar la programación televisiva y cojo el mando para
apagarla.
Desde que tengo uso de razón, mi televisión
se ha reducido al momento de desayuno con el noticiario matinal del canal de
turno, hay veces que le presto tan poca atención que puedo desayunar mirando a
la tele con la vista perdida, pensando en cualquier cosa, relegando la
televisión a mera compañía de ruido ambiente, la única capaz de romper el
silencio sin darme una forzada charla que casi nunca me apetece recién levantado.
Tras esto, ¿Adivináis en que momentos más vuelvo a “ver” la tele?, si, en
almuerzo, intentando ver por trigésimo novena vez el capítulo número 46 de los
Simpson, claro, si los anuncios me dejan, pero bueno, que más dará si tampoco le
presto demasiada atención. Aunque con la televisión delante y el mando suelto,
el almuerzo es un momento crítico del día: debo darme prisa en comer, no sea
que el rondador de turno se decida por sintonizar “Deportes Cuatro” –el “Sálvame”
de los futboleros, personas de escasa aspiración vital, y padres de mediana
edad portando un chándal “Acliclas”-. Con la cena, hay veces que con un breve
esfuerzo imaginativo sobre la programación, paso de encender la televisión
directamente, me da igual cenar solo.
“¿Joder tío, que te gusta entonces? Son todo
quejas…” Quejarse es gratis, yo pobre, pues me aprovecho. Si hay algo que me
gusta en esta vida es la coherencia, ahí está “Hora de Aventuras”, coherente entre
la programación televisiva en su totalidad, nombrándose a sí misma como
paranoide, siendo consecuente con el mundo que vivimos. Adoro esa falta de propósito
educativo, ese antiheroicismo por parte de Finn y Jake, que se dirija a los
pequeños de la casa con frases contundentes como:
" Gracias por salvarnos… ahora ya podemos destruir a esta vieja”
"- ¿Qué es negro, completamente malvado y os va a chupar el alma a todos?.
- Tu madre."
Las caras, gestos, movimientos ridículos de
Finn y Jake, sus disparatadas canciones: nada encaja, todo me encanta. (Posible
trauma en mi infancia, aunque eso nunca lo sabré hasta que sea demasiado
tarde).
Después de criticar la televisión en general,
su programación, relegarla a mera presencia, os doy un vuelco con esto, pero no
os alteréis, soy más normal de lo que pensáis, suelo usarla bastante… para
conectar la videoconsola o el ordenador. Aun así, antes de tener ordenador o
consolas (de pequeñín), tampoco solía ver la TV más que durante el almuerzo, lo
cual hacía viendo ese antiguo programa de Canal Sur llamado “La Banda”. Desde
pequeño invertí mi tiempo de ocio en música y calle, quizás todo venga de ahí,
nunca me gustó la TV.
Manuel P.
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