Mi entrada la voy a dedicar a una película que, o bien habéis
visto, o bien habéis hecho el intento (ya que algunos dicen que es aburrida y
mala, cosa que aún sigo sin entender, independientemente de que sea mi película
favorita por excelencia). Pero lo que es seguro, es que al menos habéis oído
hablar de ella. Se trata nada más y nada
menos que la trilogía “El señor de los anillos”, la cual ha marcado un antes y
un después en el cine.
La historia se centra en la Tierra Media, donde el Señor Oscuro Sauron
ordenó a los Elfos que forjaran los Grandes Anillos de Poder: Tres para los
reyes Elfos, siete para los Señores Enanos, y nueve para los Hombres Mortales.
Pero Sauron también forjó, en secreto, el Anillo Único y regente, que tiene el
poder de esclavizar toda la Tierra Media. Con la ayuda de sus amigos y de
valientes aliados, el joven hobbit Frodo emprende un peligroso viaje con la
misión de destruir el Anillo Único. Pero el malvado Sauron ordena la
persecución del grupo, compuesto por Frodo y sus leales amigos hobbits, un
mago, un hombre, un elfo y un enano. La misión es casi suicida pero necesaria,
pues si el Señor Oscuro con su ejército de orcos lograra recuperar tan ansiado
Anillo, sería el final de la Tierra Media.
Aunque para algunos no sea más que un “tostón”, hay que saber
mirar el trasfondo y simbología que posee, y no quedarse sólo en la superficie.
No es una simple historia de fantasía o una simple película bélica que no va más
allá, como se la tacha también frecuentemente.
“El Señor de los anillos” es por una parte una película que se
centra en la determinación y en la voluntad de tomar las decisiones adecuadas,
de creer en las metas que uno se ha trazado y lo más importante: que en la
unión se encuentra la fuerza. Realmente es una película de inspiración que deja
como enseñanza que en el mundo las sombras son transitorias, y que los héroes
son aquellos que no que crecen acorde a la altura da las adversidades.
Se trata de la clásica lucha entre el bien y mal, donde se
nos muestra que a pesar de las adversidades que se nos van presentado en la
vida, siempre hay luz al final del túnel, que hay esperanza y que todo es
posible. Porque como Galadriel dice a Frodo cuando sus esperanzas flaquean, “hasta
el más pequeño de todos puede cambiar el curso del destino”. Es
una saga que muestra que lo verdaderamente importante del viaje no es el camino,
sino el viaje en sí.
Y si a todo esto le sumamos que es gracias al señor Tolkien,
al menos en mi opinión, por lo que hoy día conocemos criaturas diversas que han
dado lugar a una referencia en cuanto a relato de fantasía, más a mi favor
cuando digo que es una película espectacular. Todo ello enriquecido por una
banda sonora increíble con mayúsculas que hacen de esta saga una obra maestra.
Mss. Caffrey
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