miércoles, 1 de mayo de 2013

Yo tenía un pendrive



Yo tenía un pendrive. Era azul y era el único pendrive que tenía. Éramos felices. Disfrutaba introduciendo archivos en su interior y él me correspondía con el parpadeo de su luz. Tenía tan solo 4 gigabytes pero mi amor hacia él va más allá de los gigabytes que tenga. Permanecimos muy unidos hasta que un señor que se hacía llamar "profesor" se lo llevó junto con otros más. Supongo que mi pen azul pensaba que se iba de fiesta con otros pendrives. Pero no, creo que permanece guardado en un cajón de uno de los despachos de la segunda planta.

Mi pendrive me acompañaba todos los días a clase. Era como cuando el protagonista de La llave mágica se llevaba a sus dos muñecos vivientes al cole en su riñonera. Al llegar a clase abría un poco el estuche y le dejaba escuchar. Así conocimos en el primer día de clase a Ferran y sus "lecciones sobre la vida", llamémoslo así. Una profesora de nombre informático nos daba clase pero esa semana no la conocimos, ni a la siguiente, ni a la siguiente, ni a la siguiente, ni a la siguiente, ni a la siguiente ¡pero a la siguiente sí!

Por su interior han pasado multitud de archivos. Como dos trabajos para uno que lleva nosecuantos años dando clase y conoce a todo el mundo. También han pasado unas cuantas fotografías para un profesor con apellido de santo (y de marca de cerveza) que nos dejó usar cámaras (gracias). Multitud de prácticas de guión bastante útiles se han entretenido mucho dentro de mi pen azul. Al igual que muchos contenidos de un trabajo infinito, que nos gustaba tanto que quedábamos todos los días para hacerlo. Nos reímos bastante también cuando entramos a clase de "el hombre que no contestaba a los correos" o "el hombre que nos hizo reír con su examen" (como queráis llamarlo) y pensábamos que nos habíamos equivocado y estábamos en física, aunque luego nos comunicaron que no, que nos encontrábamos en el sitio correcto. Unas risas... Sin embargo de vez en cuando lo llevaba a divertirse a Copicentro para que probara ordenadores nuevos.

Nos lo pasamos muy bien en clases como Técnica y edición de la imagen fija, Publicidad, Historia del cine, Psicología, Teoría de la comunicación audiovisual... Él decía que es porque son asignaturas interesantes, yo mantengo la teoría de que son los profesores quienes hacen interesantes las asignaturas.

Todo era bonito hasta que un hombre nos dijo (como la bruja que animó a Hansel y Gretel a entrar a la casa a comer chuches) que solo se llevaría el pen unos días, hasta la semana siguiente. Me despedí de él, pero como quien se despide de sus padres cuando se va campamento. Creía que lo vería pronto. Eso fue un 13 de diciembre creo. Hoy estamos a 1 de mayo y sigo sin tener noticias de él.

Allan Stewart Königsberg

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