miércoles, 1 de mayo de 2013

"La música es al alma, lo que la gimnasia al cuerpo"

Música es vida, música es variedad y a su vez, la variedad es el gusto. Un día de mi tierna adolescencia, tras pasar por unos transitorios gustos musicales, me dio por un género –marginal en cierto modo entonces, mancillado por niños hoy día-, el hip hop, rap, o como alguno de sus propios “talibanes” quieran denominarlo creando una absurda diferenciación que no alcanzo a entender, preocupados más por su nombre que por el mismo género.

Lo que verdaderamente me encanta de este género, es que al igual que la misma música, cuenta con una gran variedad dentro de este. Desde sus inicios en Estados Unidos, el género ha sabido expresarse de mil formas: las influencias disco de Sugar Gang Hill, las letras reivindicativas de Public Enemy, el rap gangsta –pandillero- y su guerra de costa a costa con 2Pac y Notorius Big, la vieja escuela de los Wu-Tang Clan, la “nueva vieja escuela” de The Game o 50 Cent, hasta los nuevos “young money” como Wiz Khalifa o Currensy. Incluso, el género ha derivado a otros géneros como el Rhymes and Blues, aunque este a su vez ha degenerado en la última década a electro-pop desafortunadamente.

En España es curiosa la evolución que ha seguido el género, siempre a rebufo del género en Estados Unidos, con una variedad de estilos que va más allá de la época y que se nota más bien según la localización de cada grupo. Desde sus inicios en nuestro país ya se observaba una gran riqueza de estilos dentro del género, distintas formas de hacerlo y cada una de ellas con un gran número de adeptos. Un estilo particular en cada lugar: el Madrid de VKR y CPV; la Barcelona de Mucho Muchacho, Falsalarma o Solo los Solo; la Zaragoza de Violadores del Verso, Xhelazz o Lechowski; hasta la Andalucía de los sevillanos Tote King, SFDK, Juaninacka, o los malagueños Hablando en Plata Squad, el Triple XXX o Jefe de la M.
Con la evolución del género en España, todos ellos pasarían a la categoría de clásicos de la “old school”, surgiendo varias perspectivas respecto al oyente: 

  • Puristas nostálgicos –inamovibles de Violadores del Verso y SFDK en sus primeras versiones-
  • Los que escuchan cualquier cosa –Incluso artistas infumables como Xcese o Madrid Pimps-
  • Los nostálgicos abiertos a nuevas formas –capaces de escuchar los trabajos más recientes de los “old school” a riesgo de llevarse la desilusión de sus vidas-
  • Los que aman el género –tienen sus preferencias igualmente, pero saben apreciar lo bueno que hay tras cada tema, disfrutan con la variedad y sus formas, puede deleitarse tanto con el sonido de Chacho Brodas como con los más clásicos-

Particularmente yo me situaría entre los últimos, a pesar de ello, no impide que repudie a esa cantera de pseudo-artistas como Xcese, y todos esos que con el auge del género quieren su trozo del pastel, que sin ofrecer nada nuevo escalan simplemente por colaboraciones de renombre o por las grandes producciones de sus trabajos, afortunadamente, todos ellos olvidan que “la base no hace al MC” (Juaninacka), y que cuando el MC no da la talla ni las mejores bases aguantarán su caída, serán los grandes olvidados, perderán sus nombres.

Por supuesto no puedo olvidarme de la mala imagen del género en nuestro país, donde según los informativos televisivos hay dos tipos de rap: el que hacen pandilleros –siento decirles que España no es Compton, El Bronx ni Harlem- y el rap de a los que a ellos se les ocurra llamar “raperos” como Lori Money, Tito MC e incluso el “rapero coreano PSY” –palabras textuales de Telecino-

Sea cual sea el caso, solo puedo decir que el género…



Manuel P.

Pd: Alberto, te me adelantaste

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