Música es vida, música es variedad y a su
vez, la variedad es el gusto. Un día de mi tierna adolescencia, tras pasar por
unos transitorios gustos musicales, me dio por un género –marginal en cierto
modo entonces, mancillado por niños hoy día-, el hip hop, rap, o como alguno de
sus propios “talibanes” quieran denominarlo creando una absurda diferenciación
que no alcanzo a entender, preocupados más por su nombre que por el mismo
género.
Lo que verdaderamente me encanta de este
género, es que al igual que la misma música, cuenta con una gran variedad
dentro de este. Desde sus inicios en Estados Unidos, el género ha sabido
expresarse de mil formas: las influencias disco de Sugar Gang Hill, las letras
reivindicativas de Public Enemy, el rap gangsta –pandillero- y su guerra de
costa a costa con 2Pac y Notorius Big, la vieja escuela de los Wu-Tang Clan, la
“nueva vieja escuela” de The Game o 50 Cent, hasta los nuevos “young money” como
Wiz Khalifa o Currensy. Incluso, el género ha derivado a otros géneros como el
Rhymes and Blues, aunque este a su vez ha degenerado en la última década a
electro-pop desafortunadamente.
En España es curiosa la evolución que ha
seguido el género, siempre a rebufo del género en Estados Unidos, con una
variedad de estilos que va más allá de la época y que se nota más bien según la
localización de cada grupo. Desde sus inicios en nuestro país ya se observaba
una gran riqueza de estilos dentro del género, distintas formas de hacerlo y
cada una de ellas con un gran número de adeptos. Un estilo particular en cada
lugar: el Madrid de VKR y CPV; la Barcelona de Mucho Muchacho, Falsalarma o
Solo los Solo; la Zaragoza de Violadores del Verso, Xhelazz o Lechowski; hasta
la Andalucía de los sevillanos Tote King, SFDK, Juaninacka, o los malagueños
Hablando en Plata Squad, el Triple XXX o Jefe de la M.
Con la evolución del género en España, todos
ellos pasarían a la categoría de clásicos de la “old school”, surgiendo varias perspectivas
respecto al oyente:
- Puristas nostálgicos –inamovibles de Violadores del Verso y SFDK en sus primeras versiones-
- Los que escuchan cualquier cosa –Incluso artistas infumables como Xcese o Madrid Pimps-
- Los nostálgicos abiertos a nuevas formas –capaces de escuchar los trabajos más recientes de los “old school” a riesgo de llevarse la desilusión de sus vidas-
- Los que aman el género –tienen sus preferencias igualmente, pero saben apreciar lo bueno que hay tras cada tema, disfrutan con la variedad y sus formas, puede deleitarse tanto con el sonido de Chacho Brodas como con los más clásicos-
Particularmente yo me situaría entre los
últimos, a pesar de ello, no impide que repudie a esa cantera de pseudo-artistas
como Xcese, y todos esos que con el auge del género quieren su trozo del
pastel, que sin ofrecer nada nuevo escalan simplemente por colaboraciones de
renombre o por las grandes producciones de sus trabajos, afortunadamente, todos
ellos olvidan que “la base no hace al MC” (Juaninacka), y que cuando el MC no
da la talla ni las mejores bases aguantarán su caída, serán los grandes
olvidados, perderán sus nombres.
Por supuesto no puedo olvidarme de la mala
imagen del género en nuestro país, donde según los informativos televisivos hay
dos tipos de rap: el que hacen pandilleros –siento decirles que España no es
Compton, El Bronx ni Harlem- y el rap de a los que a ellos se les ocurra llamar
“raperos” como Lori Money, Tito MC e incluso el “rapero coreano PSY” –palabras textuales
de Telecino-
Sea cual sea el caso, solo puedo decir que el
género…
Manuel P.
Pd: Alberto, te me adelantaste
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