martes, 14 de mayo de 2013

Morir quemado.


"La peor de las muertes: morir quemado. Sentir en tu piel cada segundo de dolor. Sentir las llamas eliminando todo lo que has conocido, todo lo que posees, todo lo que ves, todo lo que sientes. Sentir el fuego. Aquel que en algún momento fue tu fuerza, aquel que en algún momento fue tu meta.

Sentir el fuego, el vapor de las lágrimas, la ceniza de la saliva, sentir tu cuerpo, sentir el polvo que eres.

No grites, calla. Muere en silencio. Siente el dolor del fuego que durante años buscaste. Te dije que no volaras y olvidaste el sonido de mi voz. ¿La recordaste cuando caíste?

Yo soy la voz de la muerte, soy la voz del fuego, soy la voz del león y del águila, soy el grito y soy el susurro. Yo soy tú, y tú eres yo ¿Quién es el más tonto de los dos? ¿Tú por ser idiota o yo por preocuparme por mí?

Poco importa ya.

Soy la voz. Soy el cuerpo. Soy la mente. Soy el alma. Soy el muerto.

¿Recuerdas los dragones? Pintaban épicos dibujados en aquellos papeles, eran colosales en tus pensamientos. ¿Se te olvidó que muerden? ¿Se te olvidó que rugen lenguas de fuego?

Poco importa ya.

Los dioses son graciosos, les gusta jugar. Les gusta reírse de ti, mortal. El destino quiso que te llamaras Fausto. Y tu, idiota, pensabas que eras único. Pensaste que era un señal, que eras el elegido. Eres el idiota que se cree los cuentos de viejas.

No grites, calla. Muere en silencio.

Poco importa ya impedirlo, siente la muerte y el dolor.

Cuando caigas, renace como Fénix. 

Renace, Fausto."

Encontrado el día 14 del mes de Flores del segundo año de gobierno del Ilustrísimo Emperador Brey el Austero. 

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