jueves, 9 de mayo de 2013

Aijafadrim

"Soy demasiado tímido para ser actor" fue la conclusión a la que llegué tras, a mis catorce o quince años, preguntarme qué quería hacer con mi vida en un futuro. Y sí, soy demasiado tímido como para presentarme a un casting, demasiado tímido como para ponerme delante de una cámara. Si me da vergüenza hablar delante de una clase de veinte personas, creo que hablar delante de más de cincuenta miradas en un teatro, en voz alta y con un foco apuntándome a la cara no se me daría muy bien. Aunque sí que podría interpretar a un tipo con la mirada constantemente en el suelo, la voz entrecortada y un tartamudeo persistente. Eso se me daría genial.

Un tiempo después seguía dándole vueltas al asunto... “Actor no, imposible...”. Suena muy tópico pero un día de reyes llegó una cámara de video a mi casa. Tras toquetearla y grabar cuatro tonterías supe a lo que quería dedicarme. Supe que eso se podía estudiar si uno quería dedicarse al cine y me dije “¡Perfecto!”. Yo tengo un sueño y ese sueño es vivir del cine y no tengo un 'Plan B'. “Está totalmente prohibido ser director de cine, elige otra profesión”, soy muy indeciso y ante esa hipotética orden que alguien me impusiera podría pasarme horas, días y meses pensando qué trabajo escoger, igual que me puedo pasar una hora en el Mercadona pensando qué voy a cenar esa noche o con una película en la Fnac preguntándome “¿me la compro?”. Igual acabo de indigente en la calle. Pero tranquilos, soy demasiado tímido como para pediros dinero...

Allan Stewart Königsberg

No hay comentarios:

Publicar un comentario