Seguro
que todos recordamos esos años de nuestra infancia en los que pasábamos horas y
horas entretenidos con nuestros juguetes. ¿Qué fue de esos años? ¿Dónde queda
la emoción de no poder dormirte de los nervios la víspera de reyes, imaginándote
cuáles serían tus regalos?
Apenas
ha pasado una década y sin embargo, aunque veamos esos años como muy lejanos,
seguro que todos recordamos a la perfección esos sentimientos, esas tardes de
juego con los playmobil, los legos… Esos grandes juguetes con los que tu
imaginación podía expandirse y expandirse sin límite alguno, dónde podías crear
una ciudad entera prácticamente.
Los
playmobil incorporaban (y lo siguen haciendo) algo nuevo cada año: el zoo, el
nuevo barco pirata, la granja, el castillo medieval… Lo más gracioso es que
todavía conservo la mayoría de ellos, son muy resistentes.
La
infancia es una etapa de la vida muy especial, tu mayor preocupación es que se
te ha perdido una pieza de un puzzle, que se te ha roto el paracaídas del
action man o que te has peleado con tu compañero/a de juego. Que buenos
tiempos...
Lo
que me da más pena es pensar en las nuevas generaciones, los niños y niñas que
ahora se están criando directamente con los videojuegos, los que ya no conciben
un mundo con juguetes de plástico en los que te inventas historias. Ahora es
raro no ver a un niño con una Nintendo DS, una PlayStation 3 o (si apuramos)
una Tablet.
Yo sólo espero poder transmitirle a mis hijos esta afición por los juguetes tradicionales (si
es que todavía existen) y retrasarles su contacto con lo digital.
Ranmahountan
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