martes, 7 de mayo de 2013

Tempus fugit


Seguro que todos recordamos esos años de nuestra infancia en los que pasábamos horas y horas entretenidos con nuestros juguetes. ¿Qué fue de esos años? ¿Dónde queda la emoción de no poder dormirte de los nervios la víspera de reyes, imaginándote cuáles serían tus regalos?

Apenas ha pasado una década y sin embargo, aunque veamos esos años como muy lejanos, seguro que todos recordamos a la perfección esos sentimientos, esas tardes de juego con los playmobil, los legos… Esos grandes juguetes con los que tu imaginación podía expandirse y expandirse sin límite alguno, dónde podías crear una ciudad entera prácticamente.

Los playmobil incorporaban (y lo siguen haciendo) algo nuevo cada año: el zoo, el nuevo barco pirata, la granja, el castillo medieval… Lo más gracioso es que todavía conservo la mayoría de ellos, son muy resistentes.

La infancia es una etapa de la vida muy especial, tu mayor preocupación es que se te ha perdido una pieza de un puzzle, que se te ha roto el paracaídas del action man o que te has peleado con tu compañero/a de juego. Que buenos tiempos...

Lo que me da más pena es pensar en las nuevas generaciones, los niños y niñas que ahora se están criando directamente con los videojuegos, los que ya no conciben un mundo con juguetes de plástico en los que te inventas historias. Ahora es raro no ver a un niño con una Nintendo DS, una PlayStation 3 o (si apuramos) una Tablet.

Yo sólo espero poder transmitirle a mis hijos esta afición por los juguetes tradicionales (si es que todavía existen) y retrasarles su contacto con lo digital. 

Ranmahountan

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