Sacudo mi tristeza y quedan trozos de orgullo,
lágrimas que yo intuyo y en realidad no se muestran,
el murmullo de esperanza que abarca mi incontinencia,
la impotencia de surgir lo que al final yo concluyo.
El cielo no es tan fuerte, ya que a veces está llorando,
navego entre sus llantos y divago hasta la suerte,
el barco del destino, siempre queda destinado,
a un mundo perfecto, que es difícil verlo siempre.
En mis sueños aprendo que no entiendo esta vida,
donde el alma dolorida, no se cura con empeño,
pienso en aquellos recuerdos, que no son más que mentiras,
voy buscando alternativas por las fallos de pequeño.
El instinto de mi mente es un cúmulo de ideas,
mi existencia una odisea, y el futuro es evidente,
sufriendo y si te mienten, encima el mundo te golpea,
porque lo que te rodea siempre acaba injustamente.
Mis cuerdas consonantes dejaron de ser vocales,
no salen del silencio y el respeto cuenta antes,
si la esencia de mi ciencia no transmite falsedades,
las edades de mis males tienen tan corta presencia.
Busqué mi media naranja y encontré solo la cáscara,
estelas de su marcha, ráfagas de su venganza,
buscando mi alma gemela, solo encontré el espejo,
ese objeto que lo miras y te hace sentir más viejo.
Aún quedan muchos pasos que dar, muchas historias que contar,
sonríe y no te rindas jamás, que la vida pasa y ya no vuelve más,
ama a quien te ama, sal, y empieza a brillar.
Keynd.
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