jueves, 14 de marzo de 2013

Estar lejos no es dejar de querer, tan solo es mostrarlo de una manera distinta.


Hay veces que la gente me pregunta que de dónde soy y yo ya no sé qué contestar. 


Yo nací en Jaén, pero con tan solo cuatro años ya había estado en tres viviendas distintas, la última comenzó mis andaduras por Málaga. Durante los seis años siguientes conocí otros tres hogares más y he estado en cinco instituciones distintas hasta que llegué a la Universidad. 

He crecido lejos de mi familia, manteniendo el cariño por ellos a través de un teléfono fijo la mayor parte del año. No tengo amigos de la infancia, ni muchos recuerdos del pasado porque nunca fue constante. Mis padres se han pasado la vida trabajando, así que me pasaba las tardes haciendo trastadas con mis hermanos y mis perros. 

Un día, cuando tenía nueve o diez años, mi padre me compró un ordenador y me enseñó el Movie Maker. Yo lo "flipé". Comencé a encerrarme todas las tardes y creaba vídeos en los que aparecía la letra de las canciones que más me gustaban. Me sentía importante, me sentía ganadora de un Oscar al Mejor Montaje, por lo menos. 

Mis padres siguieron trabajando y yo cada vez tenía menos contacto con mi familia materna, a la única a la que le he importado. Comencé la Universidad aquí, en la misma Málaga que me encauzó, con toda la ilusión del mundo, y muchos se preguntaron que por qué vivo en Teatinos si se vive mejor con los padres y mi casa no está tan lejos como para mudarme. Yo lo único que alcanzo a decir es que, si echo un ojo al pasado, yo ya volé del nido hace mucho tiempo y no me asusta no tener cerca a mis seres queridos porque siempre los he tenido lejos. Así que por mucho que adore Jaén, esto...crecer... sólo me lo ha enseñado Málaga.


Belén M. Ochando

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