Cisne negro, reciente película del año 2010 dirigida por el renombrado
director Darren Aronofsky. Aunque he visto películas que me han gustado más que
esta o que me parecen de mejor calidad, esta película tiene algo que me llama muchísimo
la atención que es la facilidad con la que la película te introduce en el mundo
interno de la protagonista y la brillante actuación de la actriz Natalie Portman
(que es una de mis actrices favoritas).
Nina
(Natalie Portman), una brillante bailarina que forma parte de una compañía de
ballet de Nueva York, vive absorta por la danza. La presión de su controladora
madre (Barbara Hershey), la rivalidad con su compañera Lily (Mila Kunis) y las
exigencias del severo director (Vincent Cassel) se irán incrementando a medida
que se acerca el día del estreno. Esta tensión provoca en Nina un agotamiento
nervioso y una confusión mental que la incapacitan para distinguir entre
realidad y su mundo interior.
Nina es una marioneta de su madre, quien a causa de su nacimiento tuvo
que abandonar el sueño de ser bailarina de ballet profesional, y este deseo
truncado pasa directamente a su hija. La madre hace de todo para que su hija
sea una de las mejores bailarinas de ballet, a tal nivel que le priva de tener
vida propia, de una necesaria privacidad hasta para dormir, de amistades y la
aparta de todo el mundo. La madre le cortaba hasta las uñas, la presionaba y
estresaba con violencia todos los días con que sea lo máximo del ballet, la
principal bailarina del Lago de los Cisnes.
El resultado final, una hija perfecta en el ballet pero con problemas psicológicos de ansiedad desmedida que deriva en alucinaciones de diversos tipos.
El resultado final, una hija perfecta en el ballet pero con problemas psicológicos de ansiedad desmedida que deriva en alucinaciones de diversos tipos.
Nina tenía un problema serio de personalidad al ser tan presionada por las personas a su alrededor y no ser capaz de manejarlo de una manera cabal, su inconsciente toma las riendas de este momento de su vida, jugándole varias pasadas de las cuales no recuerda nada sino hasta el día de su gran presentación. Al entrar en este estado perdía la noción de la realidad, su mente se desenchufaba y no sabía lo que hacía como si se apagara la luz de su cerebro, al igual como cuando se cortaba la luz de donde entrenan.
Si no la habéis visto pienso que es una película digna de que todos le echéis
un vistazo.
Carlos Montiel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario