Llegados a estas fechas y pensando en Málaga... ¿de qué se me podía ocurrir hablar? Pues qué mejor tema que de la Semana Santa Malagueña.
La verdad, no soy la persona más indicada para hablar de
esta “celebración”, ya que en estas fechas nunca me encuentro en esta ciudad.
Lo cierto, es que aún no siendo devota, siempre me ha llamado la atención la
manera de celebrar estos días en Málaga. Desde muy pequeña he visto en televisión a la gente andaluza llorando al ver
los tronos, las vírgenes,…padres que lanzan a sus hijos a una multitud de manos
que transportan, de unas a otras, a los niños para que toquen al santo o virgen
(¿o que el santo toque al niño? lo dejo a vuestra elección), gente que sufre cuando
las previsiones atmosféricas auguran precipitaciones (¿algún año ha calentado
el sol en semana santa?), pensando que su trono no saldrá. Aún no sintiéndolo
de la misma manera, mucha gente te dice que es una procesión muy digna de ver,
y que incluso al más ateo se le puede poner el vello de punta. En los días que corren, es cierto que cada vez
hay menos creyentes, pero pienso que la gente devota siente verdadera conmoción
en estas fechas. Pero bueno, tampoco no hay que hacerse los tontos, ¿acaso al
Ayuntamiento de Málaga no le viene bien el turismo que llega a alcanzar por el
impacto sociocultural que crea?
Lo cierto, es que creyentes o no creyentes,
beneficia a la ciudad, ¿o no?
A. Pouso
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