martes, 26 de marzo de 2013

POZOS DE AMBICIÓN: La amenaza silenciosa





No, no he visto aún The Master, pero para maestro Daniel Day-Lewis en Pozos de ambición. Con esa voz ronca que intenta mimetizarse con la de los discursos de John Huston, esa espalda curvada, esa sien palpitante. Una dinámica gestual excelentemente pulida, con un ojo casi siempre algo entrecerrado, una mano pasada por el pelo, los brazos cruzados detrás de la espalda, en una actitud completamente distinta a la del Lincoln estrenado en los últimos meses. Un hombre que duerme en el suelo, alerta en todo momento.

Pozos de ambición es la primera adaptación que realiza Paul Thomas Anderson. Una película oscura y desesperanzada con particulares relaciones paterno-filiales y un protagonista lleno de amargura y rabia que no alberga más que desprecio por el hombre.

Daniel Plainview es un empresario independiente que practica la minería y la extracción del petróleo con el deseo de hacer una fortuna. Cuando uno de sus compañeros muere accidentalmente, adopta a su hijo, al que bautizará con el nombre de HW. El niño le ayudará a conseguir su propósito y a dar una imagen de empresa familiar, además de acompañarle en su soledad.

Paul Sunday (interpretado por Paul Dano) comunica a Plainview a cambio de una suma de dinero que en el rancho de su ultraconservadora y cristiana familia hay grandes reservas de petróleo. Plainview comienza a levantar su empresa en Little Boston, con las tierras de los Sunday. Más tarde comprará todos los terrenos adyacentes hasta construir un oleoducto desde allí hasta el mar para no tener que depender de los peces gordos que se aprovechan del trabajo ajeno. Un miembro de la familia Sunday, Eli (también Paul Dano) es un sacerdote hipócrita de la Iglesia de la Tercera Revelación. Este personaje se convertirá en el principal rival de Daniel. Ambos desarrollarán un desprecio mutuo que cristalizará en agresiones físicas y psicológicas.

Plainview es un personaje profundamente decepcionado por la gente y las figuras de la película no hacen sino afianzar su desprecio por el prójimo. Es un hombre que no sabe amar más que a su hijo HW, aunque esto no signifique que sea un buen padre.  Parece que en cualquier momento van a salir de su boca las famosas palabras homo homini lupus. Siempre a la defensiva y atacando, acabará bautizándose y entrando en la Iglesia de la Tercera Revelación con el fin de conseguir su propósito y construir el oleoducto. El personaje desciende a los infiernos, cae como Satán, sólo que en lugar de romperse la cadera, se le queda una cierta lesión en la espalda que le hace arquear las piernas al caminar. En su descenso confirma su condición de lobo solitario. Hay una competición en él que hace que se coma al resto. La escena en la que Eli lo humilla en su territorio, la Iglesia, es simplemente magistral. Con ese, “I’ve abandomed my child”, y lo peripatético de la ceremonia del bautismo. Pero sin duda, lo mejor de ella es la amenaza que, en un plano abierto e inaudible, Daniel lanza a Eli. Por la reacción del último intuimos que no es nada agradable. Al final se nos confirma: “I told you I would eat you” en una escena teatral magistralmente interpretada.

La película narra el descenso a los infiernos de Plainview, que sufre cada vez nuevas y más decepciones que lo hacen estallar al final, autoafirmándose como un animal astuto poseedor de la Tercera Revelación, la de saber sobrevivir en un entorno hostil a pesar de la amenaza del resto, la de equipararse a Dios por tener un control sobre la suerte propia. Un retrato del individualismo liberal llevado a sus últimas consecuencias.

Los personajes son figuras envueltas en un halo por los reflejos que genera un cielo sobreexpuesto en grandes planos abiertos, o figuras sumidas en la oscuridad dentro del marco de un plano cerrado. Los movimientos de cámara son sutiles y los zoom pasan desapercibidos. El filme va haciéndose más oscuro a medida que avanza la narración  y los fundidos encadenados están excelentemente dispuestos. Aunque peque de cierta teatralidad, a una obra como Pozos de ambición, con una banda sonora impresionante y contrapuntística, puede perdonársele. Mi más sincera admiración por Paul Dano que fue capaz de dar réplica a Day-Lewis con tan sólo unos días para preparar el personaje. 



Marta M Mata

No hay comentarios:

Publicar un comentario