No,
no he visto aún The Master, pero para
maestro Daniel Day-Lewis en Pozos de
ambición. Con esa voz ronca que intenta mimetizarse con la de los discursos
de John Huston, esa espalda curvada, esa sien palpitante. Una dinámica gestual
excelentemente pulida, con un ojo casi siempre algo entrecerrado, una mano
pasada por el pelo, los brazos cruzados detrás de la espalda, en una actitud
completamente distinta a la del Lincoln estrenado en los últimos meses. Un
hombre que duerme en el suelo, alerta en todo momento.
Pozos de ambición es
la primera adaptación que realiza Paul Thomas Anderson. Una película oscura y
desesperanzada con particulares relaciones paterno-filiales y un protagonista
lleno de amargura y rabia que no alberga más que desprecio por el hombre.
Daniel
Plainview es un empresario independiente que practica la minería y la
extracción del petróleo con el deseo de hacer una fortuna. Cuando uno de sus
compañeros muere accidentalmente, adopta a su hijo, al que bautizará con el
nombre de HW. El niño le ayudará a conseguir su propósito y a dar una imagen de
empresa familiar, además de acompañarle en su soledad.
Paul
Sunday (interpretado por Paul Dano) comunica a Plainview a cambio de una suma de
dinero que en el rancho de su ultraconservadora y cristiana familia hay grandes
reservas de petróleo. Plainview comienza a levantar su empresa en Little
Boston, con las tierras de los Sunday. Más tarde comprará todos los terrenos
adyacentes hasta construir un oleoducto desde allí hasta el mar para no tener
que depender de los peces gordos que se aprovechan del trabajo ajeno. Un
miembro de la familia Sunday, Eli (también Paul Dano) es un sacerdote hipócrita
de la Iglesia de la Tercera Revelación. Este personaje se convertirá en el
principal rival de Daniel. Ambos desarrollarán un desprecio mutuo que
cristalizará en agresiones físicas y psicológicas.
Plainview
es un personaje profundamente decepcionado por la gente y las figuras de la
película no hacen sino afianzar su desprecio por el prójimo. Es un hombre que
no sabe amar más que a su hijo HW, aunque esto no signifique que sea un buen
padre. Parece que en cualquier momento
van a salir de su boca las famosas palabras homo
homini lupus. Siempre a la defensiva y atacando, acabará bautizándose y
entrando en la Iglesia de la Tercera Revelación con el fin de conseguir su
propósito y construir el oleoducto. El personaje desciende a los infiernos, cae
como Satán, sólo que en lugar de romperse la cadera, se le queda una cierta
lesión en la espalda que le hace arquear las piernas al caminar. En su descenso
confirma su condición de lobo solitario. Hay una competición en él que hace que
se coma al resto. La escena en la que Eli lo humilla en su territorio, la Iglesia,
es simplemente magistral. Con ese, “I’ve abandomed
my child”, y lo peripatético de la ceremonia del bautismo. Pero sin duda,
lo mejor de ella es la amenaza que, en un plano abierto e inaudible, Daniel
lanza a Eli. Por la reacción del último intuimos que no es nada agradable. Al
final se nos confirma: “I told you I
would eat you” en una escena teatral magistralmente interpretada.
La
película narra el descenso a los infiernos de Plainview, que sufre cada vez
nuevas y más decepciones que lo hacen estallar al final, autoafirmándose como
un animal astuto poseedor de la Tercera Revelación, la de saber sobrevivir en
un entorno hostil a pesar de la amenaza del resto, la de equipararse a Dios por
tener un control sobre la suerte propia. Un retrato del individualismo liberal
llevado a sus últimas consecuencias.
Los
personajes son figuras envueltas en un halo por los reflejos que genera un
cielo sobreexpuesto en grandes planos abiertos, o figuras sumidas en la
oscuridad dentro del marco de un plano cerrado. Los movimientos de cámara son
sutiles y los zoom pasan desapercibidos. El filme va haciéndose más oscuro a medida
que avanza la narración y los fundidos
encadenados están excelentemente dispuestos. Aunque peque de cierta
teatralidad, a una obra como Pozos de
ambición, con una banda sonora impresionante y contrapuntística, puede
perdonársele. Mi más sincera admiración por Paul Dano que fue capaz de dar
réplica a Day-Lewis con tan sólo unos días para preparar el personaje.
Marta M Mata
No hay comentarios:
Publicar un comentario